Algunas personas, después de hacerse budistas y tomar los preceptos, notan que se han producidos varios cambios en su estilo de vida. Por ejemplo, han dejado de beber alcohol, se convierten en vegetarianos y ya no les gusta ir de compras. Parece que se han transformado tanto que sus familiares y amigos se sienten extraños y no se acostumbran a este cambio. Los budistas, a su vez, después de recibir los preceptos y regresar a casa, también podrían sentirse extraños, pensando que hay algo diferente en su vida. De hecho, esto es un proceso de aprendizaje. Se necesita tiempo para experimentarlo y ajustarlo.

Vivir respetando las normas sociales

Después de tomar los preceptos, no debemos usarlos como estándares para juzgar a los demás, ni tampoco debemos pedir que nuestro hogar se convierta en un ambiente propicio para la práctica budista como el de un monasterio. En cambio, sí debemos generar una mente agradecida, agradeciendo sinceramente a nuestros familiares por ofrecernos la oportunidad de aprender el Budismo. Los practicantes budistas laicos, aunque ya se han refugiado en las Tres Joyas y han tomado los Cinco Preceptos o incluso los preceptos del Bodhisattva, todavía viven en la sociedad humana que tiene la familia como base fundamental, y necesitan vivir respetando la ética familiar y las normas sociales. Por lo tanto, el Budismo no prohibe la vida matrimonial y las actividades recreativas, ni se opone a socializar en el trabajo. A través de los preceptos, se les recuerda a los practicantes budistas que moderen los deseos que traen consigo emociones aflictivas, que lleven una vida simple y no lujosa y que no visiten el distrito de luces rojas. Todo esto es con el objetivo de garantizar la paz física, la tranquilidad mental y la felicidad familiar.

Compartir los beneficios de guardar los preceptos 

A través de guardar los preceptos budistas, podemos ir comprendiendo el significado que exste detrás de cada precepto y también experimentando los cambios positivos que nos trae en nuestra cuerpo, mente y vida diaria. Cuando ponemos en práctica las enseñanzas budistas y guardamos los preceptos convirtiéndonos en una mejor persona cada día, nuestros familiares y amigos sentirán naturalmente los beneficios que nos trae la práctica budista, y por ende estarán dispuestos a acercarse a las enseñanzas budistas, a conocer más a fondo lo que enseña el Buda e incluso a aprender el Budismo con nosotros. Por consiguiente, de ningún modo guardar los preceptos nos causa inconvenientes en la vida cotidiana, sino que hace nuestra vida mucho mejor.    
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