Muchas personas se han encontrado con numerosos obstáculos físicos y psicológicos en el proceso de estudiar el Budismo. Por ejemplo, cuando meditan, sus mentes siempre divagan; o, cuando escuchan las enseñanzas de los sutras, se quedan dormidos. No importa los obstáculos que uno encuentre, los monjes y monjas siempre dan la misma respuesta: “haz más postraciones ante el Buda para eliminar los obstáculos kármicos”. ¿Por qué es esto? ¿Hacer postraciones ante el Buda puede realmente eliminar los obstáculos kármicos?

Los obstáculos kármicos, en términos simples, se refieren a los obstáculos que podemos encontrar en nuestra práctica o vida cotidiana que surgen específicamente como resultado de acciones realizadas en esta vida o en vidas pasadas. Estos hechos incluyen nuestros pensamientos, palabras habladas y comportamientos físicos. Al postrarnos ante el Buda, debemos tener un corazón sincero y reverente, recitar el nombre del Buda o versos de arrepentimiento en silencio y añadir movimientos corporales para lograr un estado en el que las acciones corporales, verbales y mentales sean puras.

En su artículo “El arrepentimiento de los obstáculos kármicos debe ser una práctica diaria constante”, el Maestro Sheng Yen señaló que confesar vergüenza y declarar arrepentimiento a la estatua de Buda es pedirle al Buda que sea testigo de la sinceridad de nuestro arrepentimiento. Solo cuando nos sentimos verdaderamente avergonzados, podemos realmente arrepentirnos de nuestros obstáculos kármicos. Desde la perspectiva budista de la ley de causa y efecto, nuestro karma negativo no desaparecerá simplemente por postrarnos ante el Buda. Sin embargo, a través de cada postración hecha con sinceridad en nuestro corazón y con honesta confesión, nos daremos cuenta de que estos obstáculos físicos y psicológicos no son castigos que vienen de afuera, sino más bien el resultado de nuestra propia acción. Naturalmente, nos sentiremos avergonzados, pero al mismo tiempo, nuestra mente se transformará. De esta manera, podemos aceptar el karma negativo con calma, dejando de lado todos los apegos y la ansiedad que tenemos y, por lo tanto, permitiremos que la mente verdaderamente se calme.

Por lo tanto, durante un retiro de recitación del nombre del Buda Amitabha de siete días, el monje coordinador principal del retiro alentará a todos a que, además de participar en la práctica grupal, hagan al menos 300 postraciones por día. Según la tradición del Budismo tibetano, los principiantes deben comenzar por practicar los Cuatro Fundamentos, el primero de los cuales es hacer 100.000 postraciones.
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