Además, podemos lograr el propósito de calmar nuestro cuerpo y mente y cultivar la concentración manteniendo un dharani o mantra. Como señaló el Maestro Sheng Yen en la Introducción al Budismo, muchas personas consideran que mantener un dharani/mantra es una práctica puramente esotérica. De hecho, sin embargo, en el budismo esotérico tradicional, tal práctica debe ser transmitida personalmente por el maestro y requiere que uno siga ciertos rituales y reglas. En general, es similar a la recitación del nombre del Buda; por lo tanto, en las escuelas budistas exotéricas, incluida la tradición Chan desde la dinastía Ming en adelante, también se han utilizado algunos dharanis y mantras como parte de su práctica.

Mantener un dharani/manta implica la recitación verbal, la escucha atenta y la atención plena, es decir, dedicar completamente nuestro cuerpo, habla y mente a la práctica para alcanzar el mejor resultado. Esto es también una forma de concentración. Sin embargo, incluso recitar un dharani/mantra con la mente dispersa puede generar méritos y respuestas espirituales. En cuanto a qué dharani/mantra debemos elegir, esto depende de nuestras inclinaciones y afinidades kármicas. Algunos de los dharanis/mantras más populares incluyen el Mantra de la Gran Compasión (Nīlakaṇṭha Dhāraṇī), el Mantra del Avalokiteśvara, el Mantra Cundi, el Mantra Auspicioso, el Mantra del Buda de la Medicina, el Mantra del Tesoro de la Tierra (Kṣitigarbha), el Dharani para el Renacimiento en el Tierra Pura y el Dharni Suramgama. Podemos llevar la cuenta de nuestras recitaciones usando una sarta de cuentas, o reservar una sesión para la recitación.

El libro "El Maestro Sheng Yen Enseña los Métodos del Bodhisattva Guanyin" sostiene que mantener un dharani/mantra requiere nuestra sincera devoción. Mientras mantengamos nuestra mente enfocada y practiquemos devotamente sin generar pensamientos discursivos, podemos sentir naturalmente calma interior, paz y tranquilidad. Además, lo que es esencial para mantener el dharani/mantra es la paciencia y la perseverancia, tomando cada práctica de recitación como una llamada y oración a los Budas y Bodhisattvas. 
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