En este mundo es casi imposible vivir sin dinero. Sin embargo, ¿puede la riqueza garantizar la felicidad? En medio de la búsqueda de un alto estatus social y fama, éxito profesional o una gran riqueza financiera, ¿qué es la verdadera riqueza después de todo?

¿Es el dinero la raíz de todos los males?

El dinero es un medio esencial para satisfacer nuestras necesidades diarias. Es una norma social que la gente necesita dinero para sobrevivir. Como se ve en varias escrituras budistas, tales como el Sigālovāda Sutra y los Agama Sutras, el Buda no solo guió a las personas a ganarse la vida con medios rectos, sino que también aconsejó a los laicos que asignaran adecuadamente el dinero para los gastos de subsistencia, las inversiones, las propiedades y los ahorros. Es decir, el Buda consideraba la riqueza mundana como un recurso para que los individuos se establezcaran y construyeran sus carreras.

Sin embargo, la riqueza no sólo aporta alimentos y ropa, sino también muchos valores adicionales. Permite una vida material de riqueza y opulencia exquisitas, permite la estimulación y el disfrute de los placeres sensoriales, facilita una posición favorable a la hora de construir redes sociales y sirve como símbolo de éxito profesional. A medida que se acumula la riqueza, se desarrolla gradualmente una ilusión: la creencia de que el dinero puede proporcionar honor, lujo, fortuna, preeminencia, confianza y dignidad. Esta ilusión, a su vez, fomenta una codicia insaciable. Una vez que la gente equipara erróneamente la satisfacción interior con el dinero, sus vidas son absorbidas por un vórtice de codicia.

El Sr. Renshou Syu, que dedicó más de tres décadas al sector financiero, tuvo una profunda reflexión sobre este asunto. En las primeras etapas de su carrera, obtuvo un préstamo hipotecario. Sin embargo, al ver las casas más grandes y bonitas de los demás, vendió su antigua casa y pidió una hipoteca para comprar una más grande. Un día, durante un paseo por un mercado nocturno, vio hámsteres blancos en un puesto de mascotas, corriendo sin cesar en una rueda dentro de una jaula. Esta visión le hizo darse cuenta de repente de que si no dejaba de perseguir el disfrute material, el deseo ilimitado construiría para él una rueda de hámster gigante e infinita, lo que le llevaría a pasar toda su vida trabajando para el banco. Previendo este resultado, ejerció conciencia de sí mismo y autodisciplina para resistir las tentaciones y la codicia.

Un observador social comparó una vez el dinero con un barco utilizado para cruzar los ríos. Algunos pasan toda su vida construyendo embarcaciones más grandes, pero se olvidan de cruzar el río. Algunos construyen sus botes y atraviesan el río, pero aún después lo llevan a la espalda, lo que les impide avanzar. Sólo unas muy pocas personas pueden realmente construir un barco, cruzar los ríos y continuar su viaje sin carga. Cuando se trata de actitudes hacia el dinero, la gente tiene mucho que aprender.


De la riqueza mundana a la riqueza del Dharma

¿Cuál es, después de todo, la relación entre el dinero y las personas? El Maestro Sheng Yen dijo que las recompensas kármicas son como el agua y los individuos son los barcos en su superficie. Las ricas recompensas kármicas se asemejan a niveles elevados de agua, lo que permite que los barcos naveguen sin problemas, mientras que las escasas recompensas kármicas dejan el agua baja, lo que hace que los barcos sean propensos a quedar varados. Por lo tanto, el Maestro abogó para que reconozcamos y valoremos lo que tenemos, así como también sembrar y nutrir las semillas de bendiciones para lo que está por venir.

Entre "los siete tipos de riqueza noble" en el budismo, además del comúnmente conocido "Dar (tyāga, en sánscrito)", los seis restantes son:
* Fe (śraddhā), que indica la fe en el Buda, el Dharma y la Sangha, que engendra la paz y la claridad interior;
* Conducta ética (śīla), que significa que, en términos de los tres karmas de acciones, habla y pensamientos, no hacer daño a los demás ni a uno mismo y mantenerse alejado de la mala conducta mientras dedicarse a lo que se supone que se debe hacer;
* Conciencia (hrī), que implica un sentimiento de vergüenza al saber que podríamos haberlo hecho mejor pero no lo hicimos, buscando así formas de mejorar;
* Consideración (apatrāpya) consiste en reflexionar sobre nuestras responsabilidades incumplidas hacia los demás y recordarnos que debemos cuidar, ayudar y apreciar a los demás de todo corazón;
* Aprendizaje (śruta) se refiere a la capacidad de aprender el verdadero dharma y convertirlo en un aprendizaje permanente;
* Sabiduría (prajñā) es el tesoro más preciado del mérito y la virtud. Alcanzar la sabiduría no sólo puede liberarnos de las aflicciones sino también ayudar a otros a resolver sus problemas, que es la riqueza que beneficia tanto a uno mismo como a los demás.

 
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