A los principiantes budistas, ya sea que estén participando en ceremonias budistas en los monasterios y templos o estén haciendo los servicios de la mañana o de la tarde en casa, a menudo les produce una sensación extraña y misteriosa cuando recitan los mantras. Piensan para sus adentros: ¿Para qué sirve recitar mantras? ¿Cuál es el origen de los mantras? Y ¿si se pronuncian mal los mantras, pierden su eficacia?
Los mantras se originaron en tiempos antiguos como un tipo especial de sonidos, a través de los cuales los seres humanos se comunican con los reinos naturales o espirituales. Como las personas ordinarias no pueden entender esta especie de inusuales “símbolos acústicos”, tienen que depender de personas, tales como médiums, sacerdotes, o chamanes, cantándolos o recitándolos para expresar los deseos de las personas que quieren cumplir y transmitir los mensajes de los espíritus y deidades.
Mantras en el Budismo
Sin embargo, en el Budismo, los mantras están compuestos principalmente por los nombres y los votos fundamentales de los Budas y Bodhisattvas. El objetivo central de recitarlos radica en cultivar la mente. Los mantras budistas también son conocidos como dharanis. Los practicantes evocan memorias de los Budas y los Bodhisattvas a través de sonidos y rítmos específicos. Al recitar los mantras con toda sinceridad, el practicante va integrando los tres elementos, el cuerpo, el habla y la mente, de este modo alineándose con el poder de los votos compasivos de los Budas y Bodhisattvas.
Los mantras son la manifestación del poder de los votos
El poder de recitar mantras proviene en parte del poder omnipresente de los votos de los Budas y Bodhisattvas y el apoyo adicional de las deidades protectoras del Dharma, la devoción de uno también juega un papel clave. No importa cuán diligentemente uno se dedique a recitar mantras, o cuán numerosos mantras increíbles uno pueda recitar, si su mente no está en consonancia con el Buda, el Dharma y la Sangha, uno aún puede desviarse del camino budista, utilizando los mantras como hechizos mágicos.
Puesto que los mantras pueden corresponderse con los votos compasivos de los Budas y Bodhisattvas, podemos transformar nuestras aflicciones mentales en la mente búdica a través de recitar mantras. De esta manera, estaremos en el mismo océano de votos compasivos que los mismos Budas.
Los mantras se originaron en tiempos antiguos como un tipo especial de sonidos, a través de los cuales los seres humanos se comunican con los reinos naturales o espirituales. Como las personas ordinarias no pueden entender esta especie de inusuales “símbolos acústicos”, tienen que depender de personas, tales como médiums, sacerdotes, o chamanes, cantándolos o recitándolos para expresar los deseos de las personas que quieren cumplir y transmitir los mensajes de los espíritus y deidades.
Mantras en el Budismo
Sin embargo, en el Budismo, los mantras están compuestos principalmente por los nombres y los votos fundamentales de los Budas y Bodhisattvas. El objetivo central de recitarlos radica en cultivar la mente. Los mantras budistas también son conocidos como dharanis. Los practicantes evocan memorias de los Budas y los Bodhisattvas a través de sonidos y rítmos específicos. Al recitar los mantras con toda sinceridad, el practicante va integrando los tres elementos, el cuerpo, el habla y la mente, de este modo alineándose con el poder de los votos compasivos de los Budas y Bodhisattvas.
Los mantras son la manifestación del poder de los votos
El poder de recitar mantras proviene en parte del poder omnipresente de los votos de los Budas y Bodhisattvas y el apoyo adicional de las deidades protectoras del Dharma, la devoción de uno también juega un papel clave. No importa cuán diligentemente uno se dedique a recitar mantras, o cuán numerosos mantras increíbles uno pueda recitar, si su mente no está en consonancia con el Buda, el Dharma y la Sangha, uno aún puede desviarse del camino budista, utilizando los mantras como hechizos mágicos.
Puesto que los mantras pueden corresponderse con los votos compasivos de los Budas y Bodhisattvas, podemos transformar nuestras aflicciones mentales en la mente búdica a través de recitar mantras. De esta manera, estaremos en el mismo océano de votos compasivos que los mismos Budas.