

1. Posición inicial: juntar las palmas de las manos.
a. Cuerpo: mantén la cabeza erguida y recoge la barbilla. Relaja tus músculos faciales. Mantén la espalda recta y todo el cuerpo relajado.
b. Manos: junta las palmas frente al pecho y mantén el cuerpo ergido. Une las palmas de las manos con los dedos cerrados y los dedos pulgar e índice uno junto al otro. Las manos están en un ángulo de 45 grados desde el pecho. Tus brazos cuelgan naturalmente y relajados a los lados. Los ojos miran hacia las puntas de los dedos medios.
c. Pies: mantén el centro de gravedad en tus pies y gíralos hacia afuera. Mantén 2 pulgadas de talón a talón, mientras mantén una distancia de 8 pulgadas de punta a punta.

*Las puntas de los dedos de los pies permanecen en el mismo lugar al arrodillarse. Las plantas de los pies miran hacia abajo.
*No estires las manos ni levantes demasiado el coxis. Trata de arrodillarte bajando las nalgas sobre los talones.
*Mantén todo tu cuerpo relajado mientras te inclinas y te arrodillas. El eje de tu cabeza y cuerpo debe mantener una línea recta para evitar dolores de cabeza.

*Toca el suelo suavemente con la frente, no con la parte superior de la cabeza.
*Mantén los ojos abiertos todo el tiempo. Esto es para evitar mareos al levantarse, así como para evitar lesionarse la cabeza manteniendo una distancia segura entre la cabeza y el suelo.
*Mantén tus manos naturalmente separadas. La distancia entre ellas no debe ser ni demasiado ancha ni demasiado estrecha.

*Mueve solo las manos mientras tu cuerpo y las plantas de los pies permanecen en la misma posición.
*Intenta mantener las palmas de las manos planas después de girarlas hacia arriba. Los dedos permanecen de forma relajada y neutra.

6. Coloca tu mano derecha delante de tu rodilla derecha; la mano izquierda frente a tu pecho. Apóyate en tu brazo derecho y levanta tu cuerpo del suelo. Ponte de pie y regresa a la posición inicial.
*Al postrarte ante el Buda, desde arrodillarte hasta levantarte, siempre debes mantener los pies estables e inmóviles. Los grandes practicantes budistas, quienes se han dedicado a una práctica regular de postraciones en el mismo lugar exacto durante un período prolongado de tiempo, a menudo pueden dejar sus huellas en la roca o en la tabla de madera sobre la que hacen las postraciones.
*Durante el desayuno en el Monasterio de Nun Chan, el Maestro Sheng Yen solía enseñar a sus discípulos monásticos el momento apropiado para hacer postraciones lentas y rápidas. Señaló que es más adecuado hacer postraciones lentas si tienes la mente clara y tu cuerpo está en una condición relajada. Por otro lado, si te sientes muy cansado, en cambio, debes hacer postraciones rápidas. Incluso hacer postraciones solo durante diez minutos puede relajar tu cuerpo, aliviar el estrés y la tensión y ayudarte a quedarte dormido.