En el mundo moderno, los deseos materiales dominan la vida de las personas y numerosos problemas en la sociedad tienen sus raíces principalmente en el deseo. ¿Por qué las personas albergan sentimientos de codicia? Además, ¿por qué la gente moderna parece tener más deseos que en épocas anteriores? ¿Hay formas de lidiar con nuestra codicia y deseos?

La creciente complejidad de las relaciones interpersonales, junto con un entorno de vida que cambia rápidamente, ha dado como resultado que las personas tengan más opciones en la vida moderna. Tener muchas opciones entre las que elegir complica imperceptiblemente los deseos y la vida en general de las personas. Ante tantas opciones diversas, tenemos que saber cómo elegir. Si no tenemos la sabiduría requerida para tomar decisiones, podemos perder fácilmente nuestra dirección en la vida. El problema común al que se enfrenta la gente común es que es fácil tomar lo que deseamos, pero difícil renunciar a ello. Intelectualmente, podemos saber que tenemos que renunciar al deseo, pero simplemente saber esto no nos da la resolución para hacerlo. En ese momento, nos enfrentamos al dilema de “quedarnos atrapados en el caos de nuestra propia indecisión”.

El Dr. Zheng-Xiong Chen, psiquiatra de niños y adolescentes en la sucursal Songde del Hospital Unido de la ciudad de Taipei, usó el ejemplo de ver series de drama o películas para ilustrar el problema del deseo. Señaló que las personas están acostumbradas a ver varias series de televisión y les gustan las películas llenas de efectos de iluminación y sonido. Después de verlas, parece que el deseo de mirar está completamente satisfecho, sin que queden deseos residuales. Sin embargo, algunas influencias del deseo original permanecerán imperceptiblemente: "Hará que nuestra mente se vuelva cada vez más apegada al entorno externo y los fenómenos. Una vez que nuestra demanda de estimulación sigue aumentando, hasta cierto punto, se convierte en una adicción". Al Dr. Zheng-Xiong Chen le preocupa que, si bien estos estímulos no causan un daño inmediato, gradualmente harán que las personas se vuelvan adictas a ellos de manera subconsciente. Explicó que la mente humana es muy especial. Además del hecho de que nuestra mente es codiciosa y anhela todo tipo de placeres sensoriales, nuestra codicia es fuerte porque la mente humana está aferrada a cosas externas todo el tiempo. "La mente humana anhela todo tipo de placeres sensoriales. También puede distinguir el bien del mal, lo que permite a las personas buscar el placer y evitar el sufrimiento. Sin embargo, la mente motivada por la curiosidad hace que la gente pierda el juicio. Independientemente de que si es bueno o malo, la gente correrá hacia cualquier estímulo". El Dr. Zheng-Xiong Chen enfatizó que incluso los adictos saben que las drogas y las apuestas no son buenos y que podrían destruir sus familias y sus vidas. Algunos adictos incluso se cortan los dedos con cuchillos y prometen no volver a hacerlo nunca más. Lamentablemente, cuando son tentados por amigos, estos mismos individuos a menudo no pueden luchar contra la tentación y, como resultado, vuelven a sumergirse en el círculo vicioso de la adicción.
 
Tal es la naturaleza de la mente. La mente que puede distinguir el bien del mal puede verse afectada por el aferramiento y los apegos. La psicología occidental cree que este tipo de aferramiento mental y apego pertenece a una mente subconsciente más profunda, que a veces podría anular la conciencia de las personas para tomar decisiones por motivos ulteriores u ocultos. Normalmente, en el proceso de consejería, los psicólogos buscarán identificar las emociones reprimidas del paciente a partir de sus experiencias de crecimiento.

"Cuando estas emociones han sido suprimidas por mucho tiempo, se convertirán en fuertes aflicciones. Nuestra mente estará cubierta por impurezas, la eliminación de éstas puede aliviar nuestras aflicciones. Al igual que un trozo de carne podrida, cuanto más tiempo se almacena, más huele mal. Nuestro trabajo es encontrar el origen de las impurezas y descubrir las emociones reprimidas para ayudar al paciente a comprender mejor sus problemas". ¿Por qué algunas personas tienen que calmar su mente inquieta usando tarjetas de crédito, comprando y satisfaciendo constantemente sus deseos materiales? Puede deberse a que el paciente fue desatendido mientras crecía y, por lo tanto, carece de una sensación de seguridad. En este momento, además de dar medicación y asesoramiento al paciente, también se aplica la modificación de la conducta. Esto implica dejar que el paciente deje de usar sus tarjetas de crédito, o que los familiares y amigos le recuerden continuamente que suprima el impulso de comprar. El problema es que cuando la situación de un paciente es más crítica y nadie alrededor puede ayudar, el poder de autocontrol es bastante limitado.

En el Sutra de la Meditación Mental en Mahayana Jataka, se usan muchas metáforas para describir la codicia. Por ejemplo, las polillas se sienten atraídas por el fuego de la lámpara y vuelan hacia las llamas sin darse cuenta de que el fuego de la lámpara puede lastimarlas. Los ciervos salvajes persiguen el sonido imitado por los cazadores y, por lo tanto, se convierten en sus presas. Los cerdos viven en los lugares sucios, pero disfrutan mucho de ellos. Todos estos ejemplos son metáforas que expresan la forma en que nuestra mente persigue las cinco impurezas del deseo, lo que a su vez genera varios karmas.
 
En nuestra vida cotidiana, no es fácil eliminar las condiciones externas que hacen surgir la codicia. Esto se debe a que todos los días, cuando nos despertamos, comenzamos a contactarnos con el mundo exterior. Aun así, la Venerable Kuan Qian, directora de la Fundación de Arte y Cultura Budista Jue Feng, enfatizó que si no comenzamos por tratar las aflicciones más obvias, es imposible tratar los deseos más profundos y sutiles. En otras palabras, la acumulación progresiva de deseos por objetos externos puede conducir a la adicción. Sin embargo, al mismo tiempo, los deseos también se pueden superar gradualmente a través de desarrollar pensamientos virtuosos, como la generosidad. Como dice el refrán: "Nunca dejes de hacer algo bueno que consideres insignificante; nunca te atrevas a hacer nada malo que consideres trivial". La práctica del Dharma comienza en nuestra vida diaria. Cuando enfrentamos aflicciones, tales como los deseos que aparecen constantemente mientras caminamos, estamos de pie, nos sentamos y dormimos, la mejor respuesta es recordarnos constantemente que debemos desarrollar los conceptos y hábitos correctos.
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