La práctica del Budismo

Algunos practicantes del Budismo, al principio, se lanzan de cabeza a practicarlo y sus aflicciones parecen desaparecer rápidamente, pero más tarde se encuentran con obstáculos, uno tras otro. Cuando topamos con una sucesión infinita de problemas, ¿deberíamos renunciar a nuestra práctica?, ¿o deberíamos comprender que practicar el Budismo y alcanzar la budeidad no es cuestión de un solo día —ni siquiera, de una sola vida—y, por tanto, debemos continuar practicando con seriedad y con los pies en la tierra? ¿Acaso hemos perdido el verdadero sentido de la práctica del Budismo?
 
La gente suele decir, después de practicar el Budismo durante tres días, que el Buda  está justo delante de nuestros ojos. En cambio, después de practicar el Budismo durante tres años, dicen que el Buda está al borde del cielo. En definitiva, sentirse desanimado en el proceso de práctica del Budismo es muy común, y es que practicar el Budismo no es como ponerse una inyección. Cuando a uno le duele la cabeza, se toma un calmante y se le quita el dolor. Si tiene fiebre o inflamación en alguna parte, una dosis de un medicamento anti-inflamatorio elimina el síntoma. Pero cuando se practica el Budismo, normalmente no hay resultados inmediatos. No es que no haya ningún resultado; lo que ocurre es que el resultado no se manifiesta inmediatamente. Muchas personas creen que si practican el Budismo — un poco hoy, otro poco mañana—, a la fuerza van a lograr algunos progresos. Sin embargo, después de haber practicado durante varios años, pueden tener la sensación de no haber hecho ningún progreso. ¿Todo su esfuerzo fue en vano? Pues, parece que sí, sobre todo, cuando se enfrentan al agotamiento físico y mental, a perturbaciones ambientales y al debilitamiento de su fuerza de voluntad. En tales circunstancias, es fácil perder tanto la confianza como la fe.
 
Algunas personas creen en el Budismo durante un período de tiempo. Se sienten muy bien al principio, pero después de practicarlo durante un tiempo, después de estudiarlo durante un tiempo, si no consiguen un gran avance, entonces desisten y se pasan a otra religión. ¿Realmente podrán aposentarse en otra religión? La verdad es que no; así es que después se irán a otra religión. Algunas personas dicen que cierto maestro probablemente no esté capacitado, por lo que se buscan otro maestro. Este tampoco les parece lo suficientemente bueno, así es que vuelven a buscarse otro maestro. Situaciones de este tipo se dan con frecuencia. La aspiración de alcanzar el bodhi surge fácilmente. Aspirar a alcanzar el bodhi es luchar por la budeidad, querer recorrer el camino del Bodhisattva, querer practicar en serio. Es fácil estar dispuesto, pero es difícil mantener en el tiempo esa predisposición. A veces tiene que ver con asuntos familiares, otras veces tiene que ver con la condición física o con factores ambientales, o bien con el trabajo. Así que uno deja la práctica en un segundo plano y se va distanciando de ella.
 
Hay muchas personas que aprenden a meditar, pero solo unas pocas siguen ejercitando. Es probable que algunas sigan meditando, pero creo que la mayoría solo querían averiguar lo que es la meditación y después la dejaron. Algunas personas sintieron que les era muy eficaz al principio. Después de cierto tiempo, cuando el efecto no resultaba tan palpable, volvieron a dejarla. En efecto, es difícil seguir practicando el Budismo, seguir practicándolo indefinidamente. ¿Qué debemos hacer? Uno siempre debe imaginarse que se encuentra en la etapa inicial y que comienza desde el principio una y otra vez, como empezando siempre. De esta manera uno irá avanzando con seguridad. No se debe ser calculador: "después de practicar tanto tiempo, ¿cuánto he logrado?" Uno no debe preocuparse por los frutos de su práctica continuada. Si uno se aferra a un lado y a otro, buscando algún tipo de resultado, en vez de centrar sus esfuerzos en la práctica, los resultados que obtendrá no serán reales ni fiables. Uno debe pensar continuamente: "Acabo de comenzar a aspirar a bodhi;  voy avanzando constantemente". Un paso equivale a un logro; el siguiente paso supone otro logro. Este proceso es muy importante. Mientras estemos vivos, debemos seguir practicando. Mientras estamos practicando, vamos cosechando los beneficios. Uno no debe aspirar a alcanzar el éxito de la noche al día, ni tampoco a alcanzar la budeidad de inmediato.
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