Los Siete Factores de la Iluminación

Por el maestro Chan Sheng Yen

Entre mayo de 1999 y noviembre de 2003, los domingos por la tarde cuando estaba en Nueva York, el Maestro Sheng Yen dio una serie de conferencias sobre el bodhipakshika (sánscrito), literalmente: “Cosas pertenecientes al Bodhi”, también conocido como las “treinta y siete ayudas para la iluminación”.

Las treinta y siete ayudas constan de siete grupos de prácticas expuestas por el Buda. Estos son: Los Cuatro Fundamentos de la Atención, los Cuatro Rectos Esfuerzos, los Cuatro Pasos hacia los Poderes Mágicos, las Cinco Raíces, los Cinco Poderes, los Siete Factores de la Iluminación y el Noble Óctuple Sendero.

Esta es la tercera de las tres conferencias que el Maestro Sheng Yen dio sobre los Siete Factores de la Iluminación. Las dos conferencias restantes son ofrecidas en números anteriores del Chan Magazine.
Las conferencias fueron traducidas simultáneamente al inglés por la Dra. Rebeca Li, transcribidas por Sheila Sussman, y editadas por Ernest Heau. La serie completa será publicada como “Las Cosas Pertenecientes a Bodhi”.


El Samadhi y la Sabiduría en los Siete Factores

El objetivo de practicar los Siete Factores de la Iluminación es cultivar el samadhi y la sabiduría. Mientras desarrollamos el poder del samadhi, equilibramos y estabilizamos el cuerpo y la mente; cuando desarrollamos sabiduría, disminuimos nuestro sufrimiento y aflicciones y aumentamos nuestra capacidad de ayudar a los demás. A no ser que lo comprendiéramos claramente, nos preguntaremos si los Siete Factores de la Iluminación tienen algo que ver con la práctica.

Hay dos aspectos para usar métodos convenientes en la practica de los siete factores. El primero es siempre estar claro de tu método y el segundo es regular tu cuerpo y mente de acuerdo con el método. Siguiendo este método, practicarás con eficacia. ¿Cuáles son los métodos convenientes? Desde el punto de vista del Budadharma, cualquier enseñanza que se transmite a través del lenguaje, las palabras, las acciones o las ideas es un método conveniente. Un maestro con sabiduría y compasión dirigirá a los estudiantes de acuerdo a su situación, entendimiento y nivel de progreso. Este es un método conveniente. Es como un médico recetando la medicina adecuada para el problema particular del paciente. Hay todo tipo de enfermedades, todo tipo de medicinas y todo tipo de pacientes. Incluso un solo paciente podría tener diferentes problemas en diferentes ocasiones. El médico sabe que no hay una única cura que sea siempre efectiva para todo el mundo. Por lo tanto, el médico receta de acuerdo a la situación del paciente y las necesidades de ese momento. De modo similar, los practicantes tienen diferentes necesidades y métodos convenientes utilizados para ayudarles. El maestro instruyera de acuerdo a las necesidades de cada uno desde diferentes perspectivas y a diferentes niveles del Dharma.

Una vez, hacia frío y yo estaba afuera sin abrigo. Un caballero laico me ofreció su propio abrigo. Llevando el abrigo, ya no parecía un monje. Otro practicante me ofreció su abrigo de piel diciendo: “Shifu, mi abrigo es más cálido que ése. Debería llevar el mío” No creí que fuera adecuado para mí llevar el abrigo de una mujer, pero ella dijo: “Bueno, Shifu, ¿qué hay de los métodos convenientes?”

El Dharma por sí mismo está más allá de las palabras, pero el Buda necesitaba usar las palabras para ayudar a los seres sensibles a salir del sufrimiento. Sus palabras fueron dharmas de métodos convenientes.
De manera que tenemos el Dharma, que es la verdad absoluta del Buda, y tenemos los dharmas, el lenguaje, las palabras y las ideas que se usan como métodos convenientes para dar las enseñanzas.

Incluso con los métodos convenientes, uno debería seguir ciertos principios. En ciertas circunstancias, uno no sería capaz de hacer mucho acerca del sufrimiento de otra persona. Podrías preguntarme: “Usted podría parecer algo ridículo llevando el abrigo de piel de una dama, pero si se enfermara no sería capaz de enseñar. De manera que, ¿no es la oferta de esa dama un método conveniente?”

¿Qué piensan?

Estudiante: ¿Y qué del hecho que el abrigo provenga de animales?

Sheng Yen: Ese también es un asunto para reflexionar. Quizá puedas usarlo como un koan. De acuerdo con los preceptos, un monje o una monja podría utilizar un abrigo de piel para mantenerse cálido, pero la piel debería provenir de animales que hayan muerto de forma natural.

Contemplando los Fenómenos Externos
Un ejemplo de método conveniente es el usar los pensamientos que surgen en tu mente para iluminar los fenómenos externos. Recuerda que esos fenómenos externos incluyen las cosas dentro de tu cuerpo y que puedes sentir, mientras que los fenómenos internos se refieren a los pensamientos que surgen en la mente.

Para cultivar el samadhi puedes recoger tu mente dispersa a través de enfocarte en ciertos fenómenos. Puedes concentrar tu mente tanto en un fenómeno externo específico como en los fenómenos externos como un todo. ¿Es la respiración un fenómeno externo o interno? Muchas personas podrían creer que es un fenómeno interno. Cuando piensas: “Estoy respirando” ese pensamiento es un fenómeno interno, pero tu respiración es un fenómeno externo. De modo que cuando estás observando la respiración, ya estás usando la mente para enfocarte en un fenómeno externo.

Hay personas que meditan sin un método específico y muy frecuentemente, si no están descansando o dormitando, sus mentes están caóticas y fluctuantes. En este estado disperso, básicamente están mirando películas en las cuales ellos son los guionistas, los directores y así como también todos los actores. Pueden estar soñando despiertos sobre una novia o un novio, sobre ganar mucho dinero, etc. Cuando no practicas un método específico, mirar una película en tu cabeza es al menos un entretenimiento; de lo contrario te volverás muy irritado, te sentirás muy incómodo y te pondrás muy inquieto. En este tipo de estado disperso necesitarás un método conveniente tal como el método de observar la respiración. Con este método conveniente, los pensamientos caóticos finalmente podrán sustituirse por una concentración absoluta en el método. Es muy importante el comprender este principio del método como método conveniente.

Atando la Mente a los Fenómenos
Después de aplicar los métodos convenientes, el paso siguiente es atar la mente a los fenómenos y permanecer en ello. Esto significa conectar la mente al fenómeno en el que uno está enfocado. Es como esta campana de meditación. Como puedes ver, hay una cadena pequeña atando el ariete a la campana de manera que el ariete no se perderá. Atar la mente a un fenómeno significa que hay un vínculo tal que el objeto de concentración no se perderá. Es como poner una banana delante de un mono, pero a una distancia fuera de su alcance. Si el mono tiene hambre, se sentará y mirará fijamente la banana por un largo período de tiempo. De manera que mientras la mente del mono está atada al fenómeno, él está permaneciendo en ese fenómeno. Esto es lo que Nagarjuna, el gran erudito hindú, se refirió con atar la mente a un fenómeno (uno siempre está concentrado en ello, sin olvidar que está ahí) Permanecer en el fenómeno significa que la mente está tan concentrada que se vuelve muy estable. Si la mente no está permaneciendo en el fenómeno, es como el mono deseando la banana pero marchándose a cada rato y regresando nuevamente. Su mente está atada a la banana pero no está permaneciendo en ella; sigue perdiendo su concentración.
Esto describe el estado en donde la mente está atada a los fenómenos pero aún no está completamente estable. Cuando la mente está totalmente estable, no pierde su foco.

Cierta vez, cuando estaba usando esta analogía del mono, un alumno dijo: “Puedo entenderlo completamente, puesto que toda esta idea de atar la mente al fenómeno es sobre cultivar el samadhi, ¿es así?” Dije: “Sí” Y él dijo: “Bueno, eso es lo que hice cuando estaba persiguiendo esa mujer atractiva” Le dije: “No es la misma cosa. En lugar de la claridad y calma que uno desarrolla en el samadhi, tu mente estaba completamente controlada por tu deseo” (Risas) Cuando puedes atar tu mente a los fenómenos y permanecer en ellos, podrás percibir claramente los pensamientos previos cuando desaparezcan y los pensamientos posteriores cuando surjan. Conoces claramente los pensamientos que acaban de surgir en la mente. Estás consciente de los movimientos ascendentes y descendentes de la mente. El movimiento ascendente de la mente es cuando uno sabe claramente lo que está pasando pero también hay una sensación de excitación. El movimiento descendente es cuando la mente no está tan clara. En samadhi la mente debe estar muy estable, sin movimientos ascendentes ni descendentes; pero antes de entrar en samadhi, para la mente es casi imposible estar completamente sin ningún altibajo. Lo importante es hacer un esfuerzo para mantener una mente estable. Si la mente está demasiado excitada, se volverá dispersa; si la mente se desvía demasiado hacia abajo, perderá claridad.
En el proceso de estabilizar la mente, es normal tener movimientos ascendentes y descendentes. Cuando uno está claramente consciente de estos movimientos, debería percibir claramente el pensamiento previo y el pensamiento posterior. Sin el movimiento fluctuante, no habrá ni pensamientos previos ni posteriores. Por lo tanto, la idea radica en estar muy claro y consciente de cada pensamiento, de cada movimiento de la mente, pero al mismo tiempo, sin permitir que la mente se mueva demasiado hacia arriba o hacia abajo.

Una mente que está dudosa en medio de la práctica, no está segura sobre lo qué está pasado o sobre qué hacer. “¿Debería yo hacer esto o aquello? Haciendo esto o aquello antes me sentía bien, pero ahora no” y etc.

Esta duda es debido a la falta de confianza, la incapacidad de juntar poder y mente en la práctica. En este momento, uno necesita emplear adecuadamente los Siete Factores de la Iluminación para cuidar de la situación. Por ejemplo, al meditar, alguien estará sentado allí volviéndose lentamente somnoliento. Después, cuando despiertan, piensan que todo está bien, que estaban meditando bien. Esta secuencia puede volver a ocurrir una y otra vez. No hay nada grave y mal con esto, pero este es un movimiento descendente de la mente en donde uno se vuelve cada vez menos claro, confuso sobre lo que está pasando y dudoso.

El otro caso es cuando uno ha estado meditando bien y está excitado sobre ello. “He estado meditando muy bien, ¡y esto va a mejorar!” Este es un movimiento ascendente de la mente y uno podría tener ideas felices y pensamientos alegres. Entonces, uno podría pensar: “Estoy meditando bien pero, ¿podré mantenerlo, podré seguir mejorándome? ¿Debería estar sitiéndome bien?” Y nuevamente, esto es duda. De manera que estos movimientos ascendentes y descendentes de la mente conducen a la duda, y a hacerse uno mismo preguntas constantemente. Esto es así debido a que uno no sabe si su situación es positiva o negativa. En principio, es algo bueno el sentarse en meditación de una manera muy calmada y relajada. Sin embargo, cuando uno ha estado calmado hasta el punto donde la mente se ha vuelto aburrida, eso significa que la mente está poco clara y moviéndose en dirección hacia la somnolencia. También, en principio, el estar relajado es un buen estado. Sin embargo, si uno está tan calmado que la mente se vuelve demasiado relajada, entonces uno está dirigiéndose hacia una mente dispersa.

Estas son las situaciones en las que uno necesita estar muy claro y consciente, y ajustarse según corresponda. El estar consciente de nuestro estado mental se puede aplicar no sólo en la meditación, sino también en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, hay personas que son consideradas de mentes embotadas, quienes viven en un tipo de estado confuso, como si sus cerebros fueran cubos de pegamento. También hay personas a quienes les llamaríamos hipersensibles, quienes reaccionan muy rápidamente, en realidad a veces reaccionan de sobremanera. Algunos podrían pensar que estas personas están un poco locas. Estos son estados directamente opuestos de la mente que uno puede tener en la vida cotidiana e incluso pueden sucederle a la misma persona en diferentes momentos.
Quizá yo sea una de esas personas. A veces, cuando no sé muy bien lo que está pasando, Guoyuan Fashi (el abad) me dice: “Shifu, debe ir a hacer tal o cual cosa” Y yo digo: “¿de verdad?”. Pero lo mismo también le sucede a él, y tengo que decírselo. (Risas)

Una vez, teníamos aquí una persona a quien le pedí que entregara un objeto a Guoyuan Fashi, y él dijo: “ok” como si fuera a hacerlo inmediatamente. Pero al mismo tiempo otra persona le pidió que hiciera otra cosa en el sótano. Así que dejó el objeto que le había dado y se fue al sótano. Mientras estaba allí abajo, alguien quería que hiciera todavía otra cosa. Después de todo esto, él se había olvidado completamente de lo que necesitaba llevarle a Guoyuan Fashi. Originalmente, yo mismo podría haber entregado ese objeto. Hasta ese momento, había transcurrido medio día y ese objeto aún estaba en la recepción delante de la estatua de Guyayin.

Cuando vi el objeto, le pregunté a esta persona: ¿Qué pasó? ¿No se la has llevado a Guoyuan Fashi? Y él respondió: “¿Cómo? ¿Quiere decir que no la he entregado?” De modo que terminé por entregarla yo mismo, y esta persona dijo: “¡Shihfu, sólo tengo un par de manos!” Bueno, pensaba que tenía razón. Así que mientras es verdad que sólo tenía un par de manos, aún tenía la mente un poco dispersa.

Todo el mundo puede tener una mente dispersa de vez en cuando, pero uno debería reconocerlo y ajustar la mente para estabilizarla inmediatamente. Si suceden muchas cosas en la vida cotidiana, aprendemos a ocuparnos de las que necesitan ser resueltas una por una.

El practicar los Siete Factores de la Iluminación también favorece el mantenimiento de la salud corporal y mental al calmarse la mente y eliminarse las aflicciones. Esto es debido a que la práctica requiere que se relajen tanto el cuerpo como la mente. Esto promueve la salud mental al mantenerse una mente estable y equilibrada, la que no se agita fácilmente y no fluctúa todo el tiempo. El cultivar los Siete Factores ayudará a eliminar las aflicciones de la mente, de modo que nuestras interacciones con los demás serán armoniosas. Al ocuparse de los asuntos, uno no estará confuso o dudoso.

Una Revisión de los Siete Factores
Los Siete Factores de la Iluminación son siete prácticas que nos guía hacia el samadhi y la sabiduría. Los primeros seis factores (atención, discernimiento, diligencia, alegría, ligereza-y-facilidad y concentración) se enfocan en cultivar samadhi, mientras que el séptimo factor, la ecuanimidad, se enfoca tanto en el samadhi como en la sabiduría.
Los siete factores son importantes en las tradiciones tanto Hinayana como Mahayana, la diferencia principal radica en que el Hinayana pone énfasis en el samadhi, mientras el Mahayana enfatiza en la sabiduría, incluyendo la sabiduría de la vida diaria.
Dicho con otras palabras, el Hinayana es más sobre la práctica individual y el Mahayana es más sobre las relaciones en los ambientes sociales.
Como uno que recibió la transmisión en el Budismo Chan, trato de expresar el espíritu del Mahayana. El sutra Mahayana, el Vimalakirti-nirdisa, tiene este pasaje: “Aunque (el bodhisattva) observe los Siete Factores de la Iluminación, (el bodhisattva) comprende todos los puntos de la sabiduría del Buda. Tal es la práctica del bodhisattva”
Este pasaje dice que aunque uno practique los Siete Factores de la Iluminación, no se ve limitado por ellos. Si uno también comprende la sabiduría del Buda, entonces está practicando el camino del bodhisattva.
Y ¿qué es la sabiduría del Buda? Es la sabiduría de la vacuidad en la que uno ve que todos los seres sensibles poseen la naturaleza de Buda.
En el Hinayana, no había énfasis en ver la naturaleza del Buda ni en uno mismo ni en los demás, mientras que en el Mahayana, la naturaleza del Buda se consideraba como compartida por todos los seres sensibles.
La diferencia fundamental entre los Budas y los seres sensibles consiste en que los Budas han visto su naturaleza de Buda, mientras que los seres sensibles ordinarios todavía no. Por lo tanto, los practicantes del camino del Bodhisattva deberían aplicar la sabiduría del Buda en la práctica cotidiana y en la interacción con las personas. De esta manera, aunque uno todavía no sea un Buda, su conducta estará de acuerdo con la del Buda. Cuando nuestra sabiduría está de acuerdo con la del Buda, nuestra sabiduría es la misma que la del Buda.
El objetivo del Hinayana radica en alcanzar la liberación individual. Desde este punto de vista, si los otros seres sensibles tienen raíces virtuosas, finalmente también comenzarán a practicar hacia la liberación. Por otro lado, en el punto de vista Mahayana, los seres sensibles ya son considerados como Budas. Algunas personas podrían pensar que los occidentales tienen un fuerte sentido de individualidad y están dispuestos a practicar sólo el camino de la propia liberación. No es así necesariamente. Los occidentales, especialmente aquellos que tienen una fe religiosa, creen que puesto que Dios ama a la humanidad, ellos también deberían amar a la humanidad. Entre los occidentales, también existe un sentido de justicia muy fuerte, una creencia de que no deberíamos tolerar el tratamiento injusto hacia las personas. Estos sentimientos en la sociedad occidental generaron las ideas de democracía e igualdad. Sin dichas ideas, no habría ni Constitución de los Estados Unidos, ni habría abolición de la esclavitud. Estos principios también están de acuerdo al Budismo Mahayana, que trasciende cultura y nacionalidad.

Ahora, vamos a ver cómo los siete factores son considerados en el Mahaprajnaparamita Shastra de Nagarjuna:

Atención
Como hemos dicho, en el Hinayana, el primer factor (la atención) es realmente la cultivación de los Cuatro Fundamentos de la Atención.

El método comienza por contemplar el cuerpo y luego contemplar las sensaciones experimentadas por éste. Puesto que las sensaciones son experimentadas por la mente, entonces después contemplamos las reacciones de la mente a las sensaciones. Las reacciones de la mente a las sensaciones son construcciones mentales o dharmas. Después contemplamos que los dharmas son sólo símbolos o ideas y que después de surgir, desaparecen. Contemplamos que estos dharmas tienen la misma naturaleza que todos los fenómenos: impermanentes y vacíos.

¿Qué usas para escuchar esta conferencia? Usas tus orejas. ¿Y dónde están tus orejas? En tu cabeza. ¿Y dónde está tu cabeza? En tu cuerpo. Esto es contemplar el cuerpo.
Cuándo escuchas esta charla, ¿qué escuchas? Aunque comprendieras o no, al menos escuchas el sonido. ¿Qué es el sonido? Es una sensación. Esto es contemplar las sensaciones. ¿Cómo experimentas este sonido? ¿Crees que es interesante o aburrido? ¿Qué está experimentando estos sonidos? Tu mente es la que está experimentando estos sonidos como interesantes o aburridos. Esto es contemplar la mente. Pero estas nociones de “interesante” o “aburrido” ¿qué son y de dónde provienen? Son objetos mentales o dharmas; son símbolos, cosas que representan algo. Esto es contemplar los dharmas.
Esto te da una vaga idea de cómo practicar la atención en la tradición Hinayana.
¿ Cuál es el enfoque Mahayana sobre la atención? El Mahaprajnaparamita Shastra dice que considera a todas las experiencias como fenómenos (todo lo que los órganos sensoriales y la mente puedan experimentar, todas las sensaciones, sentimientos, objetos, ideas, conceptos y eventos). Esto incluye los fenómenos físicos, biológicos, mentales, emocionales y sociales. Todos estos pueden considerarse como fenómenos. El Shastra continua diciendo que cuando los bodhisattvas se encuentran con los fenómenos, inmediatamente los dejan ir sin apego alguno. No es que uno no recuerde nada, sino que la memoria no se convierte en una carga.
Mi memoria no es tan buena, pero todavía recuerdo muchas cosas de mi juventud, los procesos por los que pasé y el conocimiento que adquirí. Por supuesto que me he olvidado de mucho. Aunque todavía recordara mucho, nunca permito que la memoria se convierta en una carga para mi vida.

En el tiempo del Buda, había un erudito quien lo sabía todo acerca de filosofía, religión y otros temas. Llevaba una cinta de metal alrededor de su cabeza para evitar que estallara todo el conocimiento. En una ocasión, desafió al Buda a un debate. Este erudito dijo al Buda: “Hazme cualquier pregunta. Si hay alguna pregunta que no pueda contestar, seré tu discípulo. Después te haré una pregunta, si no puedes responder, te convertirás en mi discípulo” El Buda Shakyamuni aceptó. La primera pregunta que el Buda hizo fue: “Quizá esta no sea del todo una pregunta, sino se trate de la liberación” El erudito dijo: “Bueno, hazme la pregunta” El Shakyamuni Buda guardó silencio mientras que el erudito esperaba y esperaba a que se hiciera la pregunta. Después dijo al Buda Shakyamuni: “Bueno, si no quieres hacerme una pregunta, te haré una yo” Luego preguntó al Buda: “Entonces, ¿qué es liberación?” El Buda Shakyamuni todavía no diría nada. Finalmente, el erudito se volvió disgustado: “¿Por qué no estás contestando a mi pregunta?” El Shakyamuni Buda respondió: “Si uno ya está liberado, ¿qué necesidad hay de hacer preguntas?” Al oir esto, el erudito comprendió que su conocimiento no servía para nada, de manera que dijo al Shakyamuni Buda: “Ahora seré tu discípulo”
Este gran erudito estaba tan apegado a todo ese conocimiento que poseía, y que otras personas no tenían, que no era capaz de alcanzar la verdadera iluminación.
Por sí mismo, el tener conocimiento no es un problema. El problema es hacer que el conocimiento se convierta en una carga. Si no hubiera estado tan orgulloso de su conocimiento, este erudito habría tenido una mejor posibilidad de estar liberado.

Discernimiento
El segundo factor de iluminación, el discernimiento, es interpretado en la tradición Hinayana como distinguir el dharma verdadero del falso, siguiendo las enseñanzas verdaderas y dejando de lado las falsas.

El Mahaprajnaparamita Shastra contiene este pasaje: “Buscando los dharmas sanos, los dharmas insanos, o los dharmas sanos ni insanos, todos estos son inalcanzables.” En su mayor parte, respondemos a los fenómenos a través de considerarlos como agradables o desagradables, o como ni agradables ni desagradables. Sin embargo, al cultivar el factor de discernir entre lo verdadero y lo falso, como descrito en el Mahaprajnaparamita Shastra, eso no debería ser así.

Un alumno mío que se había casado hace un mes vino a verme. Le pregunté qué tal estaba con su nueva esposa. Él dijo: “Antes de que nos casaramos, todo acerca de ella estaba bien. Después de casarnos, algunas cosas acerca de ella estaban bien, otras no, y algunas cosas realmente no podría determinar si son buenas o no.” Yo pensaba que eso era interesante. Antes de casarse, todo estaba bien y después había algo bueno, algo malo y un nuevo descubrimiento de su esposa.
¿Es ese el mismo caso que pasa con ustedes, que después de casarse descubrieron que sus esposas también habían cambiado? (Risas)
En realidad, he escuchado lo mismo de las mujeres. Una mujer, después de casarse, me dijo: “Antes de que mi marido y yo nos casáramos, fuimos a un vidente para ver si nuestros horóscopos eran compatibles o no. El vidente dijo que todo estaba bien.
Antes de la boda, mi esposo estaba de acuerdo con cualquier cosa que yo quisiera, pero después surgió su verdadera naturaleza; le comenzó a crecer la cola de la zorra.” (Risas)

¿Entre los occidentales aquí presentes, conocen este refrán chino acerca de alguien al que le crece la cola de la zorra? Les digo a las personas casadas que deberían adaptarse a los defectos del uno y del otro porque no existe tal cosa como la persona perfecta. Deberían tratar de comprender y acomodarse el uno al otro en lugar de estar apegados a la idea de un cónyuge ideal.
No existe lo absolutamente bueno ni lo absolutamente malo, y al cambiar la actitud de uno, su medio ambiente también cambiará. Por ejemplo, algunas personas piensan que si el cónyuge hace algo malo, no los ama. Un observador externo podría preguntarse: “¿Por qué alguien desearía estar con tal persona?” Pero el cónyuge podría pensar que su pareja realmente sí lo ama a pesar de estar malo ocasionalmente.
De este modo, no hay nada que sea absolutamente bueno ni absolutamente malo. Todo está en nuestra perspectiva de lo que está pasando. El hecho es comprender que como nuestra actitud acerca de lo que está pasando cambia, nuestro medio ambiente también cambiará. Esto no significa que no haya personas buenas ni haya personas malas, sino que no deberíamos permitir que las acciones de otras personas nos afligen. Al enfrentarnos a estas situaciones, manejémoslas sin una mente de aflicción sino con una mente de sabiduría.

Una situación que a veces sucede es que un miembro de este Centro pasa a mejor vida y deja mucho material budista (sutras, libros, cintas, etc.) A veces los herederos no son budistas, de manera que recogerán estos artículos y los traerán al Centro en cajas, los dejarán en el área de recepción y dirán: “Tenemos todo esto para ustedes.” Después se irán sin decir de qué se trata todo esto. Entonces, ¿qué hacemos con todas estas cosas? A menudo, las ponemos en orden y las dejamos en el área de recepción para que las personas las tomen. Pero tratamos de manejar la situación sin enfadarnos. El enfadarse no tendría sentido, de modo que nos ocupamos del asunto sin más.

Diligencia
En la tradición Hinayana, la diligencia significa hacer un gran esfuerzo en practicar los Cuatro Fundamentos de la Atención.

En el Mahaprajnaparamita Shastra, Nagarjuna describe el punto de vista Mahayana. Para él, la diligencia es hacer un gran esfuerzo para ayudar a los seres sensibles sin ser influidos por los tres reinos del deseo, forma y no-forma. Uno no debería estar apegado al mundo de los seres sensibles; al mismo tiempo, uno trata de liberar a los seres sensibles de los tres reinos del deseo.

Alegría y Placer
En el Hinayana, el cuarto factor de la iluminación, la alegría y placer, se refiere a la felicidad que surge de la cultivación del dhyana.

Hablando desde el punto de vista Mahayana, el Mahaprajnaparamita Shastra dice que al encontrarnos con los fenómenos, no nos apegamos a lo que está sucediendo, ni generamos aflicción.

Ligereza y Facilidad
El quinto factor es la ligereza y facilidad. En el Hinayana, este se refiere a la flexibilidad mental en la práctica del dhyana, donde no hay carga mental ni corporal, donde la mente no se apega a nada, donde no hay nada que obtener, y a causa de eso, no existe carga alguna. Esta ligereza y facilidad es equivalente al primero de los ocho samadhis mundanos.

En el punto de vista Mahayana, no nos apegamos a la agradable sensación de la ligereza y facilidad, la consideramos como una oportunidad de practicar simultáneamente tanto samadhi como sabiduría.

Concentración
El sexto factor de la iluminación es la concentración, o samadhi. Este es el estado en donde la mente se mantiene concentrada en una cosa sin moverse; donde sabemos claramente que no hay movimiento o caos en los fenómenos en absoluto. La misma idea esta expresada en el Avatamsaka Sutra (Adorno Floral), que dice que todos los dharmas (fenómenos) son originalmente “así” y tienen su propio lugar en el mundo.

El samadhi es tomado de forma secuencial en la tradición Hinayana, comenzando por los Cinco Métodos de Serenar la Mente y pasando a los Cuatro Fundamentos de la Atención.
En el método del Chan, sin embargo, el samadhi es alcanzado simultáneamente junto con la sabiduría y puede suceder en cualquier etapa. El samadhi Chan también es el samadhi de la vida cotidiana.

Ecuanimidad
En el Hinayana, la ecuanimidad es la idea de que mientras continuamos en samadhi, dejamos ir cualquier estado mental que estemos experimentado.

En un nivel profundo de samadhi, cualquier pensamiento que tenga lugar es sutil y la mayoría son símbolos e incluso éstos deben ser dejados de lado.

Para el Mahayana, la ecuanimidad significa que no nos apegamos a ningún fenómeno, incluyendo a una mente que deja de lado. No hay ni fenómenos que puedan ser dejados de lado, ni una mente que realice ese dejar de lado.
Este estado es la sabiduría, o iluminación.
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