Preceptos y Karma

Por el Venerable Guo Ru

Esta charla del Dharma fue impartida por el Venerable Guo Ru (uno de los discípulos monásticos más tempranos del fallecido maestro Chan, Sheng Yen) el 27 de junio del 2009 en la mañana del penúltimo día de un Retiro Intensivo de Huatou de 10 días en el Dharma Drum Retreat Center en Pine Bush, Nueva York. Fue traducida oralmente del chino al inglés por Guogu (Jimmy Yu) y transcrita y editada por Buffy Laffery.

Buenos días a los venerables y a todo el mundo. Veamos la cuarta lección del maestro Chan Dahui. El texto continúa así: “Es simplemente en ese momento que las personas no pueden cruzarlos. No es que los ríos y los lagos los obstruyan”. Justo antes de este pasaje, se habla del hecho de que los ríos y los lagos no tienen la intención de obstruir a la gente, y de que el Buda y los patriarcas no tienen la intención de engañar a la gente. A pesar de que haya grandes ríos para cruzar en el camino de la práctica, el practicante no debería darse por vencido tan fácilmente al encontrarse con estos desafíos. No deberíamos culpar a las obstrucciones, o creer que nuestro cuerpo y mente no sean capaces de seguir adelante. Podemos poner muchas excusas; pero lo que realmente decide si podemos vencer los obstáculos o no, es nuestra propia determinación. Siempre y cuando tengamos la voluntad de seguir adelante, será posible.

Es importante relacionar esto con nuestras propias vidas en este mismo retiro. Algunas personas vienen aquí y son atrapadas en la red de reacciones psico-fisiológicas a la meditación y las dificultades. Este retiro es estricto, de manera que se sienten obstruidos y no sienten remordimiento por la realidad de los obstáculos kármicos. Si a lo largo del retiro sólo se regodearan en estos fenómenos corporales y mentales, al final no quitarán nada más que solo estos obstáculos. Es de mayor importancia el enfrentar las obstrucciones y emplearlas para generar gran determinación para seguir adelante. Si pueden hacerlo, entonces ya no serán consideradas como obstáculos del camino.

Aceptando la Obstrucción Kármica
Si comparamos este retiro con los retiros de Shifu de los primeros años, al menos a los que yo asistí, aquellos retiros eran diez veces más duros de lo que están experimentando ahora. Cada vez que entraba en un retiro me sentía como un muerto viviente. Cada vez que salía, siempre me prometía a mí mismo: “Nunca voy a hacer esto nuevamente” Pero a la siguiente vez no podía evitar el ver que la vida era frágil e impermanente. Si yo no aprovechaba la oportunidad, ¿cuándo se presentaría nuevamente? De esta manera me animaba a mí mismo. Siempre lucharía con migo mismo: “¿debería ir al retiro? ¿No debería?” Tenía un tiempo relativamente largo antes del retiro para decidir. Pero luego Shifu diría: “Ven al retiro” y yo simplemente abandonaría estos pensamientos e iría. Aquellos retiros estrictos posteriormente me dieron una cantidad tremenda de fuerza; hasta hoy día. Con mi condición corporal en ese momento, los retiros eran dolorosos. Pero a pesar del dolor, yo era capaz de aguantar y terminarlos gustosamente. Siempre que experimentaba desafíos físicos, generaría un sentido de humildad y practicaría el arrepentimiento por el karma pasado que había conducido al obstáculo actual. No esperaría ningún cambio ni permanecería en el asunto, sino que simplemente aceptaría totalmente mi obstrucción kármica. Esto es lo que he descubierto (siempre y cuando podamos generar grandes votos, estos dolores finalmente desaparecerán).

Medicina Occidental y Acupuntura
Cuando me encontraba enfermo físicamente, tenía que ir al médico occidental. Esto fue en los años setenta, era muy caro, y realmente no tenía dinero. Tenía a mi Shifu (maestro) pero él estaba estudiando en Japón. Tenía al gran maestro Dong Chu (el maestro de mi maestro) pero él me consideraba adulto en ese momento; había recibido los votos monásticos completos de manera que debía ser capaz de cuidarme a mí mismo. Así que no tenía asistencia financiera de nadie. Cada vez que iba a este médico me costaba el equivalente al sueldo de dos meses de un empleado público, y como monje no ganaba esa cantidad de dinero. Todo lo que yo podía pagar quizás eran tres o cuatro visitas y luego tenía que dejarlo. Después de eso continuaba el tratamiento con los herbolarios chinos. Por supuesto esto era mucho más barato, pero aún tenía que pagarlo todo de mi propio bolsillo. Una prescripción del herbolario era todavía una buena cantidad de dinero para mí. Desafortunadamente la medicina herborista china parecía inadecuada para mi cuerpo. Cada vez que tomaba las hierbas prescritas tenia extrema diarrea; no podía soportar la medicina y me volvía más débil.

Finalmente tenía que recurrir a las clínicas gratuitas para el tratamiento. En ese entonces, estas clínicas no ofrecían medicina occidental; ofrecían acupuntura. No es una exageración decir que probablemente yo tuve pinchadas unas 10.000 agujas. Estas agujas vienen en diferentes tamaños; algunas de ellas son alrededor de esta longitud (indica aproximadamente tres pulgadas) Debido a que mi parálisis estaba básicamente en el lado derecho, pondrían todas las agujas en el lado izquierdo, en el abrazo “bueno”. Me sentía extremadamente incómodo, sobre todo cuando penetraban más profundo. Las colocaron en mi cara, en cada parte de mi cuerpo; cualquier lugar que pienses, las he tenido. Eso es dolor extremo. A veces emplearían moxibustión; ellos calentarían las agujas antes de clavármelas, lo cual era una sensación mucho más incómoda. Recuerdo estar acostado allí con todas estas agujas en mí y recordar las descripciones de las escrituras budistas acerca del infierno. Un infierno es descrito como estar constantemente apuñalado por espadas y lanzas hasta que mueres, y después te despiertas y continúas siendo apuñalado una y otra vez. Yo pensaba que mi obstrucción kármica debería ser tan pesada que incluso antes de que entrara en el infierno ya lo estaba experimentando.

Terapia de Choque Eléctrico
Después de alrededor de uno o dos años, la acupuntura realmente no había funcionado. De manera que alguien tuvo esta gran idea de que yo debía hacer el tratamiento de choque eléctrico. En ese entonces veía los anuncios en la televisión; básicamente la persona era conectada a cables y la corriente eléctrica pasaría por el cuerpo. Yo pensaba que quizás este tratamiento haría que mi lado derecho paralizado sintiera algo nuevamente. Así que en total tuve dos tratamientos de esta terapia. La primera vez me senté allí todo conectado y el médico encendió el aparato a un nivel moderado de electricidad. Él me preguntó: “¿Sientes algo?” y dije: “No, realmente no”. Como mínimo había movimientos musculares pero, aparte de eso, en realidad no sentía nada. De manera que elevó un poco más la electricidad y preguntó: “¿Sientes algo?” y dije “no”. Cada tratamiento duraba quizás cinco o diez minutos como máximo. El cuerpo humano no puede aguantar la ola del choque eléctrico por mucho más tiempo que eso. Elevó a una rayita más y preguntó: ¿Ya sientes algo? y dije: “No, la verdad es que no”. En el lado izquierdo se notaba bastante bien, pero en el derecho, aparte de esa especie de agitación muscular, realmente no tenía ninguna sensación. Así que el médico lo elevó aún más alto. Después de eso lo bajo gradualmente y me preguntó acerca de eso. Todo lo que yo podía decir fue: “El lado izquierdo sí, mi cabeza no está del todo clara y siento un poco de náuseas, pero en cuanto a la sensación en el lado derecho, realmente no veo ningún mejoramiento” De manera que el médico dijo: “Esta parálisis es bastante severa; quizás te hayas dejado estar por demasiados años. Necesitas más tratamiento. Vuelve a la misma hora la próxima semana”.
La segunda vez que volví, después de haber sido cableado, él doctor comenzó de bajo a medio y después a alto; y después esta vez pasó de alto a máximo. Yo podía haber jurado que olía mi cuerpo asándose como una barbacoa. Si yo hubiera tenido cabello en lugar de una cabeza rapada, les garantizo que habría tenido un gran peinado afro como esto (poniéndose de pie indica la longitud del cabello con las manos).
A causa de este choque eléctrico, mi cuerpo entero se había enderezado (demuestra una espalda arqueada). Mis dientes se cerraron tan apretados que parecían que fueran a despedazarse. Menos mal que mi lengua no estaba entre mis dientes, de lo contrario, habría sido mordida y cortada a la mitad. Después del nivel al máximo por alrededor de 30 segundos (porque el cuerpo humano no puede soportar mucho más que eso) el médico lo bajo y luego lo apagó y me preguntó: “¿Cómo te sentiste?” Dije: “Las partes normales tienen mucha sensación, las partes paralizadas no tienen sensación en absoluto”. El médico sólo se sentó en silencio por un rato. Luego dijo: “He estado en este negocio por quince años. Sólo lo he encendido al máximo para dos personas; tú eres la segunda”. De manera que pregunté: “¿Qué le pasó a la primera persona?” y el médico dijo: “Al final él pasó a mejor vida”. (La audiencia estalla en risas).

Entrenamiento del Retiro y Enfermedad Física
En comparación con estos episodios temporales de tratamiento, el sufrimiento físico que yo aguantaba durante los retiros era mucho más difícil, especialmente al investigar y ser incapaz de resolver el Huatou. Durante el retiro, el dolor físico llegaba a un nivel máximo al punto donde no podía empeorar. El período de sentada era como un fuego ardiente. Cuando se terminaba la meditación sentada, no me atrevía incluso a tocar mis piernas, ni que mencionar masajearlas. Así era el dolor que yo aguantaba, hasta el punto de que si quería ir a algún lugar, tenía que literalmente gatear hasta allí con el dolor pasando por mi cuerpo entero. No era como el dolor de la aguja de la acupuntura o el tratamiento del choque eléctrico. Este dolor impregnaba completamente todas las partes de mi cuerpo y duraba por todo el retiro. Un dolor insoportable.

Pero finalmente comprendí que este era el tratamiento que mi cuerpo necesitaba. Porque estos dolores, originados de mis obstáculos kármicos, se manifestaron a través de mi parálisis. La energía interna estaba tratando de penetrar a través de los meridianos y canales del cuerpo. A causa de eso, mi cuerpo entero estaba quemándose en dolor. Pero una vez que la energía hubo penetrado completamente, realmente comencé a tener sensación retornando a la parte derecha de mi cuerpo. Gradualmente vencí la parálisis, no completamente pero mejoró mucho. De ahí que puedo declarar que el entrenamiento de la meditación Chan, especialmente la práctica del retiro, es extremadamente útil para regular y armonizar el cuerpo y tratar las enfermedades físicas. Pero, ¿cómo aplicamos el difícil entrenamiento que recibimos durante los retiros a nuestras interacciones cotidianas con las personas y los asuntos?

Ganándose la Vida y Yendo a la Escuela
Recuerdo cuando era un monje novicio (esto fue antes de que yo comenzara mi entrenamiento Chan con Shifu) quería ir a la escuela y obtener una educación más elevada. Tenía que pagar las clases y el costo de los libros de texto por mi propia cuenta; el maestro Dong Chu no me apoyaba. Por lo tanto, tenía que cantar en los servicios funerarios para ganarme la vida por mí mismo. Pero yo no era un cantante particularmente bueno, y en realidad tampoco era tan bueno con los instrumentos del Dharma. Básicamente, me había juntado a este grupo de ritualistas monásticos budistas que se especializaban en estos asuntos. Recibí mucha crítica de ellos. Cuando eran pagados, repartían el dinero que recibían de los donantes. Cada vez que el dinero era repartido se quejarían: “Trabajamos duro con la melodía y estamos muy familiarizados con nuestros instrumentos, pero todo lo que tú haces es un tipo de zumbido [imitando un mal canto], y cometes errores tocando los instrumentos. Sin embargo obtienes la misma proporción del pago. ¿No te sientes avergonzado?” Sí, me sentía avergonzado, pero yo necesitaba esas clases. De modo que continuaba frecuentando con ese y otros grupos cada vez que podía para tener dinero para ir a la escuela.

En otra época, yo viví en otro monasterio y el abad allí me dijo: “Sí, puedes quedarte aquí, puedes ir a la escuela, cualquier gasto médico simplemente déjanos saber y lo pagaremos”. Yo estaba alegre, porque tenía muchos gastos médicos. Le di mi primera factura médica al contador monástico; recuerdo que cuando la vio, él golpeó la mesa y dijo: “¡Tu gran maestro es rico! ¿Por qué no vas a él y le pides el dinero? Trabajamos extremadamente duro por cada centavo que tenemos, ¿y vamos a repartirlo contigo? ¿Un monje joven que ni siquiera puede cantar? ¿No puedes hacer ni esto ni aquello y todo el día todo lo que haces es sólo ir a la escuela?” Así que tuve que quedarme con la factura.

Yo sabía que el gran maestro Dong Chu (el maestro de mi maestro) no iría a pagarla. Tenía que ganarme la vida nuevamente. De manera que regresé a mi monasterio natal: el Templo del maestro Dong Chu. Por supuesto había tareas monásticas. A todo el mundo le fue asignado un trabajo en los días festivos de cánticos, a cada uno le fue asignado un instrumento y tenía que realizar determinados ritmos. En los rituales budistas típicos hay muchos instrumentos grandes y pequeños, no como el estilo del retiro Chan donde sólo hay dos o tres instrumentos. A menudo, cuando me tocaba realizar estos rituales, eso entraría en conflicto con el horario de la escuela. De manera que dirigiría mis quejas al maestro Dong Chu: “Gran maestro, no es que vaya a jugar, tengo que ir a la escuela. Ya gané el dinero para pagar mis clases y realmente no puedo faltar”. El maestro Dong Chu solía decir: “ESTO es tu asunto, vivir aquí en el monasterio. Haz lo que un monje debe hacer. Necesitamos que se toque ese instrumento en particular; si vas a la escuela, ¿quién va a tocarlo?” De modo que yo pensaba: “¿Por qué no baja las escaleras de su habitación y toca el instrumento él mismo para que el ritual pueda continuar?” Yo quería decirlo pero no me atrevía. Cerré mi boca y faltaba a clase de modo de poder involucrarme en los asuntos monásticos.

Poseyendo Obstrucciones Kármicas
A veces me ponía enfermo y no tenía dinero para recibir tratamiento. No lo consideraba particularmente como mi obstrucción kármica. Solía pensar desde la perspectiva de una persona común: “Soy tu nieto en el Dharma. ¿Por qué no cuidas de tu propio nieto? Seguramente cuando tu gato está enfermo, llevas al animal al hospital para que reciba tratamiento. ¿Soy inferior incluso a un animal? ¿Es porque no soy tu nieto real de sangre que me tratas de esta manera?” Mi mente estaba aguantando una miseria indescriptible. Físicamente estaba sufriendo dolor. Los ritualistas monásticos se reían de mí, el foco de las bromas, públicamente humillado. Yo estaba gravemente enfermo y mi propio maestro se negaba a ayudarme. Psicológicamente y especialmente psicológicamente, yo estaba sufriendo de mucho dolor y fue bajo este contexto cuando Shifu regresó a Taiwán y comenzó a dirigir los retiros Chan.

Al pasar por los retiros, a través de la orientación de Shifu, llegué a comprender verdaderamente que estos eran MIS obstáculos. Si alguien no te ayudara, no es su error, es natural. ¿Por qué esperas que alguien te ayude? Pero si alguien sí te ayudara, eso demuestra que estableciste una afinidad kármica con ese ser sensible en las vidas pasadas; cuando te encuentran nuevamente, estarán contentos de extender su ayuda. De manera que reflexioné sobre mi karma, mis obstáculos y la falta de mérito. En las vidas pasadas no debí haber establecido una afinidad positiva con los seres sensibles. Por lo tanto, los obstáculos que recibí, o en otras palabras la escasa ayuda que recibí, en realidad fueron mis propias acciones. Comprendiendo este proceso, practicaba el arrepentimiento y generaba un sentido de remordimiento. No a causa de la culpa, sino realmente enfrentando cara a cara los frutos de mis propias acciones, comprendiendo el mecanismo que conduce a este fruto. Enfrentándolo y aceptándolo y haciendo el voto de cambiarlo.

Transformación a Través de la Comprensión
Después de la práctica intensiva en los retiros, no sólo comprendí el funcionamiento del karma y la realidad de los obstáculos, sino que también le estaba especialmente agradecido a Shifu por permitirme penetrar en estas obstrucciones. Comencé a verlas como fuentes de mi propia fuerza interna. Principalmente, esto proviene de una transformación de cómo yo miraba estos aspectos de mi vida. Una vez que cambié mi entendimiento y trabajé en mis propios obstáculos kármicos, fui capaz de demostrar simpatía por el sufrimiento de los demás. Fui capaz de ofrecerme a los seres sensibles y generar una compasión muy sincera por ellos. No es del tipo que involucra las emociones, sino un sentido de identidad con ellos. Me condujo a ayudar de verdad a las personas a través de mi entendimiento del Chan y de la sabiduría que fuera capaz de obtener. Estoy extremadamente agradecido a la práctica Chan por todo esto.

Así que, en resumen, la práctica Chan no sólo puede tratar nuestra enfermedad corporal, más importante, puede transformar todos los obstáculos kármicos en nuestro camino hacia el despertar. Por lo tanto, la Escritura dice que estos así llamados obstáculos no son intencionales. Depende de ti el vencerlos. De modo que todas las dificultades que estamos experimentando en este retiro, espero sinceramente que seas capaz de no solo evitar ser atrapado en ellas, sino de usarlas como una fuente de fuerza interna y penetrar a través de ellas. Además, serás capaz de usar este poder en tu vida cotidiana, en tu interacción con los demás y en tu gestión de los diferentes asuntos. De lo contrario, el venir al retiro será simplemente un proceso de entrenar un poco el cuerpo, escuchar un poco el Budadharma, y luego volver a casa como la misma persona. Eso sería una pérdida de dinero y tiempo. Así que voy a hacerles una pregunta: “¿Tienen confianza de vencer los obstáculos?” [Los estudiantes responden “sí” en voz alta]. Vale, más alto. [Los estudiantes responden más enérgicamente]
 
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