Charlas de retiro de siete días
Por el maestro Chan Sheng Yen
Las siguientes charlas fueron impartidas por el maestro Chan Sheng Yen durante un retiro Chan de siete días en el Centro de Meditación Chan en Elmhurst (Nueva York) en 1992.
Charla de la mañana del 29 de noviembre de 1992.
En el Chan, existen tres principios de práctica. Ayer hablé parcialmente del primero de ellos. Ser pulcro, ordenado, tranquilo y armonioso son comportamientos cotidianos. Estos, junto con otras pautas, se clasifican dentro del principio de vivir en concordancia con los preceptos. El segundo principio es el samadhi, que puede extenderse para incluir los métodos meditativos. ¿Cómo podemos emplear métodos para estabilizar la mente? Los patriarcas del pasado han dicho que el samadhi es nada menos que la mente. Por tanto, de ahí se deduce que la cultivación del samadhi mediante los métodos de meditación conducirá a una mente clara y estable. Generalmente se acepta que la cultivación del samadhi conduce a la generación de sabiduría, el tercer principio.
Otras disciplinas espirituales miran la sabiduría con otros ojos. Sus niveles de profunda absorción meditativa (samadhi) conducen a una mayor inteligencia, perspicacia y estabilidad mental, pero no a la liberación. La sabiduría de la que habla el Budismo se refiere directamente a la iluminación y a la liberación. En el Sutra de la Plataforma, el Sexto Patriarca dice que el samadhi es sabiduría y la sabiduría es samadhi. Cuando el samadhi concuerda perfectamente con la sabiduría, eso es el Chan. La sabiduría es el cumplimiento de la relación complementaria entre el principio (teoría) y la práctica.
La teoría fundamental sostiene que no existe un verdadero yo, porque nada es permanente. Ayer enseñé el método de contemplar la respiración, es decir, contemplar la impermanencia. La respiración, los movimientos corporales y los números cambian continuamente de un momento a otro. Durante la meditación sentada resulta igualmente importante contemplar la impermanencia de los pensamientos errantes. Los pensamientos, como cualquier otra cosa, surgen y desaparecen continuamente. La idea del yo es producida por los pensamientos, o, mejor dicho, a partir del apego a estos mismos. Una vez experimentemos y comprendamos la naturaleza efímera de estos pensamientos, experimentaremos también la naturaleza efímera del yo.
Ni los pensamientos ni el yo que se identifica con ellos gozan de una existencia independiente y externa. La experiencia de la impermanencia es de suma importancia en nuestra práctica. Los practicantes de caminos externos interpretan el samadhi como quietud de la mente. No comprenden que incluso en el estado de quietud todavía hay un pensamiento. Aunque se mantengan fijos en un único pensamiento, este todavía se mueve de una manera sutil y continua. Cuando queda el pensamiento, incluso uno solo, aún existe la idea del yo, todavía hay apegos. Si la mente estuviera verdaderamente quieta, no habría un yo. El Chan cree que reconocer y experimentar la impermanencia es más importante que tratar de detener el proceso de pensar. Si podemos mantenernos concientes de la impermanencia de los pensamientos, veremos que no existe un yo que se apegue a estos mismos. Seremos capaces de percibir directamente todos los pensamientos como la ausencia del yo.
Esto en sí mismo es sabiduría. La liberación, de acuerdo al Chan, proviene de un entendimiento del concepto de la impermanencia, seguido por la experiencia directa de esta impermanencia. Para experimentar la liberación, primero debemos guardar los preceptos (los principios que resumí ayer) y practicar un método diligentemente. Debemos efectuar nuestra práctica con un entendimiento de la sabiduría, de manera que podamos experimentarla directamente. Esto es la sabiduría de liberación, es la iluminación repentina.
Charla del Desayuno
Aunque no puedo ofrecerles la experiencia de la iluminación, sí puedo aconsejarles. Si siguen mis consejos, estos podrían serles de ayuda en su práctica. Son ustedes quienes deben hacer el trabajo y seguir el Camino, yo solamente les brindo orientación y dirección. Dos problemas que afligen a los practicantes son, a saber, la somnolencia y la mente dispersa. La somnolencia aflige a todo el mundo: a los principiantes, a los practicantes avanzados e, incluso, a los maestros. Hoy, sin embargo, quiero hablar de la mente dispersa. La mente dispersa, o la incapacidad de concentrarse en un método debido a la intrusión de los pensamientos errantes, es provocada por un entendimiento inadecuado acerca de cómo usar el método. La fatiga mental y la holgazanería son otros factores contribuyentes. Cuando la mente se dispersa de forma frecuente, lo primero que deben hacer es relajar su cuerpo y mente. En otras palabras, tómense un descanso temporal.