Practicar el vegetarianismo para cultivar la compasión

El vegetarianismo se promueve especialmente en el Budismo chino. El principio se arraiga en la práctica del precepto budista de no matar (ahiṃsa), que puede ayudar a los practicantes a cultivar una mente compasiva. Hoy en día, se ha convertido en una nueva tendencia el volverse vegetariano o vegano por motivos de salud, así como para la protección de los animales y el medio ambiente. El vegetarianismo puede ser una elección personal, pero ciertamente concierne a la vida de otras especies además del bienestar de todo el ecosistema de la tierra.

Muchas personas asocian el vegetarianismo con el Budismo. No sorprende a los chinos que un monje o una monja budista practique el vegetarianismo. Entonces, ¿los monjes budistas tienen que volverse vegetarianos? El desarrollo histórico de la dieta budista sugiere lo contrario en los primeros días del Budismo. A medida que el Budismo se iba extendiendo a otras partes del mundo, la dieta budista comenzó a variar de un lugar a otro debido a sus respectivas culturas y costumbres. A diferencia del Budismo chino, otras tradiciones budistas, tales como el Budismo tibetano, el Budismo theravada y el Budismo japonés, no consideran el comer carne como un tabú. De hecho, los monjes budistas chinos no adoptaron el vegetarianismo hasta 500 años después de que el Budismo se introdujera en China.

La evolución de la visión budista de la dieta

El Buda fundó la primera sangha budista en el siglo V antes de Cristo. El territorio que ahora se llama la India tenía diversas creencias y religiones, con diversos hábitos alimentarios. Aunque el Budismo enfatiza el principio de no matar, el Buda no prohibió a sus discípulos comer carne, ya que el Buda y la sangha mendigaban la comida sosteniendo un cuenco y comían todo lo que la gente donaba como limosna. Excepto por la carne de diez clases de criaturas, incluidas elefantes, caballos, nagas, perros y humanos, étc., en realidad estaba permitido consumir las “tres clases de carne pura (tri-koṭi-śuddha-māṃsa)”.  Esta última se refiere a los peces y animales que no se ven ni se escuchan cuando se matan, o que se considera que no fueron sacrificados intencionalmente para el que los va a comer.

Según los documentos epigráficos, una ley de la época del rey Ashoka (a mediados del siglo III antes de Cristo) prohibía a sus ciudadanos matar animales durante determinados períodos de tiempo y en determinados lugares. Incluso con la política basada en no matar, el gobierno no obligaba a todos a volverse vegetarianos. Sin embargo, la idea del vegetarianismo con el propósito de no matar ha sido muy valorada desde entonces en las sociedades indias.

Durante los primeros cientos de años después de que el Budismo se introdujera en China, aunque los emperadores y los ciudadanos hacían ofrendas a las Tres Joyas, ofrecían principalmente los tres tipos de carne pura. Ningún monje ó monja tenía prohibido comer pescado y carne por la ley o por los preceptos budistas, hasta que el emperador Wu de Liang estipuló una ley que requería que los monjes y las monjas se volvieran vegetarianos. El emperador Wu (que reinó del 502 al 549 después de Cristo), cuyo nombre de pila era Xiao Yan, no solo era un devoto budista sino también un vegetariano de toda la vida. Para poner la fe en acción, escribió un artículo titulado “Abstención de vino y carne” basado en el Mahaparinibbana Sutta y el Laṅkāvatāra Sūtra, argumentando que los monjes y las monjas debían dejar de comer carne y mantener una dieta vegetariana. Bajo la estricta regla y los activos esfuerzos de promoción del emperador Wu, el vegetarianismo se convirtió más tarde en parte de la vida monástica china.

A través de la cultura budista, el vegetarianismo ha continuado hasta nuestros días y se ha vuelto popular en la sociedad, como parte de la vida diaria de muchas personas.

 
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