El concepto de la dedicación de mérito se remonta a la antigua sociedad india, donde se alentaba a las personas a practicar la generosidad y hacer ofrendas, cuyo beneficio puede eliminar la desgracia, aumentar las bendiciones kármicas en las vidas futuras e incluso favorecer el renacimiento en el reino celestial. El budismo comparte este punto de vista y se pueden encontrar muchos ejemplos en las escrituras budistas. Por ejemplo, en el Śukasūtra del Madhyama Agama, está escrito:

"Si un hombre o una mujer actúa como benefactor y practica la generosidad, dando limosna a los sramanas, brahmanes, pobres, solitarios o mendigos que vienen de lugares lejanos… Después de cumplir el acto de dar limosna, cuando mueran, definitivamente renacerán en un buen lugar, reencarnando en el reino celestial. Si renacieran en el reino de los humanos, tendrán abundancia de riquezas materiales."

Además, el Sutra No. 1284 del Samyukta Agama, señala directamente que el mérito de practicar la generosidad, la diligencia, la paciencia y los preceptos puede ser dedicado a alcanzar el renacimiento en los reinos celestiales. Este es uno de los pocos textos budistas que utilizó directamente la frase "transferencia de mérito", cuyo contenido alaba lo maravilloso que es renacer en el reino de los dioses. En cuanto a los ejemplos de transferencia de mérito a un ser en particular, el Capítulo XVII del Madhyama Agama indica que cuando el Rey Dighiti* fue capturado por el reino enemigo, su hijo "Niño Longevidad" suplicó así a los aristócratas:
  
* el rey del Reino de Kosala 

Aristócratas, practiquen la generosidad y cultiven las bendiciones para orar por la longevidad del rey de Kosala. Con el mérito derivado de estas prácticas, que nuestro rey de Kosala tenga longevidad y disfrute de paz y seguridad, así como también alcance la liberación.

Aunque no se usa el término "transferencia de mérito" en el texto, sin embargo, la idea de transferencia de mérito está ciertamente implícita. Además, este pasaje muestra que la transferencia de mérito implica la voluntad personal de aspirar o desear que algo se haga realidad.

Hay evidencias en los textos budistas de que la transferencia de mérito puede beneficiar a los vivos. Pero, ¿qué pasa con dedicar el mérito a los difuntos? El concepto de realizar sacrificios y hacer ofrendas en beneficio de los difuntos ya existía en las tradiciones brahmánicas de la antigua India. El Sutra No. 1041 del Samyukta Agama afirma que un brahmán le preguntó al Buda si sus seres queridos fallecidos podrían recibir la ofrenda de comida para ellos. El Buda respondió que si los difuntos hubieran renacido en el reino de los fantasmas hambrientos, entonces podrían recibir la ofrenda de comida. Pero si hubieran renacido en otros reinos de existencia, tales como el reino celestial o el del infierno, entonces no tendrían forma de consumir la ofrenda de comida hecha por sus familiares vivos, debido a las diferencias en la naturaleza de la comida disponible en diferentes reinos de existencia.

En los textos del budismo Theravada, tales como el Petavatthu y el Ullambana Sutra, hay descripciones más detalladas de que realizar pequeñas donaciones y ofrendas con un corazón compasivo o agradecido en nombre de los difuntos y transferir el mérito derivado de tales actos a ellos puede ayudarles a liberarse del reino de los fantasmas hambrientos e incluso a alcanzar el renacimiento en el reino celestial.

Además de transferir el mérito para renacer en el reino celestial, a otras personas y a los difuntos, en el Samyukta Agama el Buda indicó la dirección para la práctica espiritual cuando dio enseñanzas acerca de las Treinta y Siete Ayudas a la Iluminación. El Buda señaló clara y reiteradamente que practicar el Dharma no es simplemente para obtener las bendiciones kármicas de poder renacer en el reino de los humanos y el de los dioses, sino que uno debe tener como objetivo final y último trascender los tres reinos* y alcanzar el nirvana. El Abhidharma-Mahavibhasa-Sastra también afirma que sin dedicar el mérito a la liberación o sin la aspiración de buscar la liberación, nunca alcanzaremos el fruto supremo del nirvana, independientemente de cuán grande sea el mérito que tengamos al mantener los preceptos.
  
* los tres reinos: el reino del deseo, el reino de la forma, y el reino sin forma  
Volver arriba