Algunas personas creen: "Ya que estoy viviendo una vida feliz y cómoda, ¿por qué aprender sobre budismo"? En realidad, para muchas personas, esto es exactamente el obstáculo para dedicarse a la práctica budista.

"Estoy feliz con mi vida, entonces, ¿por qué debería molestarme en aprender sobre el budismo?" Tal vez conduzcas un automóvil de alta gama, ganes toneladas de dinero para tu empresa y estés ascendiendo constantemente en tu carrera profesional. Siempre compras los mejores alimentos y ropa. Al llegar a casa después del trabajo, tienes una buena comida caliente ya preparada por tu encantadora esposa que te espera en casa, para disfrutarla junto con tus alegres niños. Tienes una vida feliz y todos te envidian por tu suerte, por lo que nunca se te ocurre la idea de aprender acerca del budismo.

La felicidad también es impermanente.

Sin embargo, la prueba del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte vendrá cualquier día: cuando tengamos que ver a nuestros padres envejecer y morir; cuando nuestros hijos adolescentes comienzan a rebelarse; y cuando experimentamos un recorte salarial, o incluso seamos despedidos debido a que nuestra empresa está experimentando una recesión. Así, la felicidad y el disfrute material de repente se convierte en una cosa del pasado, que ya no está disponible como de costumbre. Estas pueden parecer amenazas lejanas, pero si examinamos más detenidamente nuestra vida diaria, ¿puede haber días felices permanentemente? Además, ¿puede la vida ser siempre tranquila y sin problemas?

El Maestro Sheng Yen hizo la analogía de que “disfrutar de los cinco placeres sensuales ( la riqueza, el sexo, la fama, la comida y el sueño) es como rascarse la sarna; el alivio temporal del rasguño provoca más dolor después. De la misma manera, la felicidad mundana es fugaz, mientras que el sufrimiento del mundo es perpetuo ”. Las personas felices pueden ser envidiables, pareciendo como si pudieran enfrentar la adversidad y manejar asuntos complejos con facilidad. Sin embargo, una vez que la felicidad desaparece debido a cambios externos, lo que sigue puede ser un dolor incluso más profundo y una abrumadora sensación de impotencia.

Como burbujas en la superficie del agua, la felicidad mundana es frágil, susceptible a la transitoriedad del entorno, a las relaciones interpersonales y a las condiciones materiales, y eventualmente puede estallar y desaparecer. Solo a través de la percepción budista podemos reconocer la realidad de la vida, comprender la naturaleza de la impermanencia y enfrentar con calma los desafíos de esta. Por lo tanto, las personas felices también deberían aprender budismo.

 
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