Algunos podrían preguntar si la idea de eliminar los obstáculos kármicos y evitar desastres y calamidades a través de recitar mantras parece contradecir la ley de causa y efecto del Budismo.

Disminuir las malas acciones y desarrollar buenas raíces kármicas 

En efecto, del mismo modo que guardamos los preceptos, si mantenemos nuestra mente pura y concentrada al recitar los mantras, podemos reducir las oportunidades de hacer malas obras, transformar nuestros pensamientos negativos y cultivar nuestras raíces kármicas buenas. Mientras recitemos los mantras continuamente sin interrupciones cada día y tomemos cada recitación como una sincera invocación a los Budas y Bodhisattvas, con el poder generado por la recitación de mantras más el de nuestra mente en concentración, sin duda alguna, se nos permitirá conectarnos con el poder de los votos fundamentales de los Budas y Bodhisattvas, y éstos nos protegerán en nuestra práctica y nos ayudarán a pasar por los momentos difíciles a lo largo de nuestra vida.

Recibir retribución kármica más leve de grandes malas acciones

Además, aunque el karma fijo (también llamado karma inmutable, se refiere a la retribución kármica generada por grandes acciones malas) es muy difícil de cambiar, sin embargo, para que un fruto kármico se dé, la semilla kármica tiene que tener las condiciones necesarias para que el fruto aparezca. Por lo tanto, aunque cometamos acciones profundamente negativas, si nos arrepentimos sinceramente de nuestros errores y prometemos no volver a cometerlos, es posible que recibamos la consecuencia menos grave de estas acciones. Eso es lo que decimos en el Budismo “recibir retribución kármica más leve de grandes malas acciones”. Puede aplicarse la analogía a una bomba de tiempo: si alguien sabe cómo desactivar una bomba, podrá resolver la crisis de la explosión de una bomba. Por consiguiente, el karma fijo no es absolutamente incambiable.

 
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