Frente a la complejidad de la vida y de las relaciones interpersonales, en efecto, nos resulta difícil mantener la mente impasible. Con la rápida difusión de las tecnologías en los tiempos modernos, junto con los cambios rápidos y constantes en nuestra vida y en nuestro entorno, como resultado, cada vez más personas sufren problemas mentales. Aunque se supone que somos los maestros de nuestras mentes, la mayoría de las veces ni siquiera la reconocemos; a veces, incluso, nos dejamos llevar por nuestra mente sin darnos cuenta en absoluto. Para este tema destacado, entrevistamos a la Venerable Kuan Qian, directora de la Fundación de Arte Budista Juefeng, el Dr. Huang Wenxiang, director del Hospital Psiquiátrico Ping-An, y el Dr. Chen Zhengxiong del departamento de psiquiatría infantil y juvenil del Hospital Aliado de la Ciudad de Taipei. Quienes ofrecieron sus puntos de vista sobre cómo abordar los problemas mentales a través de la mente misma, desde las perspectivas de la escuela budista Yogachara y el psicoanálisis contemporáneo.

Demasiados pensamientos errantes
 
La mayoría de las personas tienen pensamientos errantes. Tener muchos pensamientos errantes puede no constituir un problema psicológico exclusivo de la sociedad moderna, pero, en efecto, es innegable que es difícil tener una mente tranquila en el mundo actual. ¿Por qué tenemos pensamientos enrrantes? Y, ¿qué conceptos y métodos existen para ayudarnos a lidiar con nuestros pensamientos errantes?

¿Por qué la gente tiene pensamientos errantes? En pocas palabras, es porque nuestra mente no está realmente asentada. Si logramos reducir nuestros pensamientos errantes, es más probable que nuestra mente se calme y se asiente. Junto con los pensamientos errantes vienen las aflicciones. Tener aflicciones puede no ser una enfermedad en sí misma, pero cuando las aflicciones comiencen a afectar negativamente nuestro trabajo y la vida diaria, seremos incapaces de cumplir adecuadamente con nuestros roles. Cuando esta situación continúa y empeora, eventualmente se convierte en una enfermedad.

"Cuando nuestros pensamientos ilusorios son tan abrumadores e incontrolables que se han convertido en una enfermedad, es necesario buscar tratamiento. Por ejemplo, cuando las personas sufren de insomnio, a menudo porque les preocupa tener demasiados pensamientos ilusorios, pueden buscar tratamiento en clínicas psiquiátricas, primero con medicamentos para ayudar a mejorar la calidad del sueño y luego con otros métodos auxiliares, según las situaciones individuales", dijo el Dr. Chen. También señaló que, por lo general, es demasiado tarde para buscar tratamiento cuando nuestros pensamientos ilusorios ya están perturbando nuestras vidas. Por lo tanto, la prevención es la mejor medida. Una forma de reducir nuestros pensamientos ilusorios es disminuir gradualmente la búsqueda de atracciones externas, incluidos los Seis Polvos (vista, oído, olfato, gusto, tacto, pensamientos) y los Cinco Deseos (riqueza, sexo, fama, comida, sueño). Por ejemplo, algunos budistas pueden practicar el vegetarianismo por compasión, pero el hábito de comer alimentos simples a su vez también nos ayudará a reducir nuestro deseo por comida, disminuyendo así también nuestros otros pensamientos engañosos.

Según el Dr. Huang, además de las tentaciones del entorno externo, algunos pensamientos ilusorios, en realidad, provienen de nuestro subconsciente. "Nuestro cerebro es como una enorme base de datos, que almacena todo tipo de sentimientos desde que éramos un feto en el útero de nuestra madre, incluido el placer, la aversión y el miedo… Dadas las condiciones adecuadas, ciertos pensamientos se desarrollarán y se manifestarán". Por ejemplo, los pensamientos ilusorios de algunas personas se originan en sus miedos, tales como el miedo a la oscuridad, a la altura, a cualquier espacio cerrado y el miedo a estar expuesto a cierto tipo de situación. Nuestro miedo inconsciente puede tener que ver con un cierto incidente desagradable que experimentamos en nuestra infancia o en algún momento del pasado, el cual, si no se reconcilia y se resuelve a tiempo, permanecerá almacenado y acumulado a lo largo del tiempo. Durante una sesión de consejería, un psiquiatra o un consejero mental puede ayudar a las personas a identificar primero esas experiencias pasadas desagradables y luego a lidiar con la fuente de esos problemas.

Aunque el miedo que reside en la mente está ligado a algunos estímulos externos, el resolver el problema no implica simplemente evitar las condiciones externas o rechazar las circunstancias presentes que podrían desencadenar el miedo. Desde la perspectiva budista, el miedo proviene de la falta de confianza o fe, y pertenece a "la duda negativa", una de las aflicciones fundamentales. La Venerable Kuan Qian dijo que, de todas las aflicciones, la "duda negativa" es en realidad la más fácil de superar. El budismo está destinado a ayudar a las personas a eliminar la duda de la incertidumbre y al mismo tiempo generar fe. Cuando comprendamos la verdad tal como se enseña en el budismo, nuestra mente estará naturalmente libre de miedo. Según la Venerable, nuestros pensamientos ilusorios se convertirán en aflicciones porque no podemos obtener lo que queremos. Las personas tienden a apegarse al pensamiento de que pueden poseer algo externo, y al deseo de que sea permanente. Por lo tanto, la solución definitiva es comprender a fondo que no podemos poseer algo de forma permanente, queriendo que permanezca inalterado para siempre. Al darnos cuenta de que todas las existencias externas son insustanciales e ilusorias, será menos probable que dejemos que nuestra mente se aferre a los pensamientos ilusorios.

Sin embargo, el concepto es más fácil decirlo que hacerlo. La verdadera práctica se encuentra en la vida diaria. Es por esto que el Maestro Sheng Yen animó a los principiantes en la meditación a ajustar su mente contando la respiración. En la práctica de la meditación, cualquier pensamiento que surja de algo o de algún estado de vida es en realidad un pensamiento ilusorio. Contar la respiración es simple y directo: el único pensamiento es contar la respiración, sin involucrar ningún deseo por la vista, el oído, el olfato, el gusto o el tacto. Con el tiempo, cuando nos volvamos más hábiles en nuestra práctica, nuestra mente se calmará naturalmente y, por lo tanto, será menos probable que dé lugar a los pensamientos ilusorios. Además de la práctica de la meditación, la recitación del nombre del Buda y del mantra también son métodos que podemos usar para practicar la concentración de nuestra mente dispersa para enfocarla y permanecer en un solo objeto. Técnicamente, contar la respiración, recitar el nombre del Buda o recitar el mantra también constituyen un pensamiento en sí mismo. Pero estos son métodos que usamos para alejarnos de nuestros pensamientos salvajes y dispersos, volviendo así a nuestra práctica. Si podemos continuar aplicando el método consistentemente, podremos mantener la calma morando en el momento presente.


 
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