Cuando nos postramos ante el Buda, ¿cómo utilizamos los cuatro fundamentos de la atención plena (satipaṭṭhāna, en pali), el método de la contemplación consciente de nuestro cuerpo, sensaciones, mente y dharmas, para practicar la observación de nuestros fenómenos corporales y mentales? El Venerable Guo Xing, antiguo abad del Centro de Meditación Chan en Nueva York, quien frecuentemente enseña la meditación Chan tanto en el Este como en el Oeste, señaló que aplicar la “atención plena del cuerpo (kāyānupassanā)” al postrarse ante el Buda significa permanecer claramente consciente de cada movimiento del cuerpo. Esto se lleva a cabo contemplando los movimientos más grandes como punto de partida, tales como agacharse, inclinarse y arrodillarse.

La “atención plena de los sentimientos/sensaciones (vedanānupassanā)” significa observar, desde que nos inclinamos hasta que nos levantamos, si nuestras sensaciones corporales son agradables (sukhavedanā), desagradables (dukkhavedanā) o neutras (adukkhamasukhā vedanā, ni placenteras ni desagradables). Según el Venerable Guo Xing, al contemplar nuestras sensaciones, debemos tener en mente que el dolor y el placer no son más que sensaciones. Por lo tanto, no debemos dejar que afecten nuestro estado de ánimo.

Cuando nos postramos ante el Buda, usamos la “atención plena de la mente (cittānupassanā)” para examinar nuestro estado mental, para contemplar si nuestra mente está en un estado de codicia, odio o ignorancia. El Venerable Guo Xing nos recuerda que debemos practicar la atención plena de la mente mientras realizamos postraciones para observar si nuestra mente está serena o inquieta. La “atención plena del dharma (dhammānupassanā)”, por otro lado, significa meditar sobre el surgimiento y la desaparición de los fenómenos físicos y mentales relacionados con nuestro cuerpo, sensaciones y mente, y así tomar conciencia de la realidad de la impermanencia, el sufrimiento y la ausencia del yo.

Como señaló el Venerable Guo Xing, el método de los cuatro fundamentos de la atención plena generalmente comienza con la atención plena del cuerpo. “Esto se debe a que los sentimientos, o las sensaciones, y los pensamientos mentales son inseparables de los movimientos corporales y el contacto táctil. La sensación de placer o dolor indica la relajación o la tensión del cuerpo, mientras que la calma o la agitación a menudo reflejan nuestros movimientos y sensaciones corporales. Es difícil proceder a practicar la atención plena de la mente sin establecer primero la atención plena del cuerpo”. Sólo cuando somos claramente conscientes del cuerpo y de sus movimientos podemos ser también conscientes del surgimiento de una sensación agradable o desagradable mucho más sutil. Si el cuerpo es indolente, entonces la mente a menudo estará agitada y dispersa, lo que dificultará que permanezcamos atentos.


 
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